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sábado, 11 de mayo de 2013

¡Cómo viene horadando tu pupila...





¡Cómo viene horadando tu pupila
sin más barrena que la dulce pena!;
fundida en tu crisol, de oro se llena,
y mis cinco sentidos los afila.

Todos mis guardianes puestos en fila
combaten esta sublime condena,
donde la razón se desnuda ajena
del azote de tan guerrero Atila.

Esta saca rapaz que picotea
mi vientre, harto cansado y sin nutriente,
no hará más picado de mis entrañas.

¡Esta insondable poza que desea,
no tendrá mi cortesía pendiente,
ni anudará en mis ojos las pestañas!