Había bocas que anunciaban
puentes,
puertos, aeropuertos y retruenos…
Llenábanse con «nunca vendrá a
menos»
esta patria, rechinando los
dientes.
Había manos de callos ardientes
en obras. ¡Oh de quinientos
rellenos
vivían faustos seres pleistocenos
con sus turbios negocios
decadentes!
¿Ahora con qué te suenas el moco?
¡Oh patria del enjambre
avaricioso!
Recuerda el día que todo era
poco…
Poco es ahora el cuadro
indecoroso
que dibujan los foráneos, poco
para esta cueva de suelo mohoso.