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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tela de hilos...


¡Tela de hilos mordaces!
El mundo enhebra la aguja,
que afilada por la sed,
sacia tus vastos dominios.

Las arcas en ti se llenan de sueños:
de algunos, rompes su hueso
hendido en la carne tibia;
en otros, inyectas la sangre
¡ardiente jugo de vida!

Estrujáis a la Tierra,
hilos cobrizos.
Movéis su caparazón polvoriento
sobre cristalinas aguas,
como un temblor natural
deforma el capricho humano.
Habéis enlazado todo,
hilos cobrizos.
Reparáis, no en razas,
ni en semblanzas vanas,
tejéis a vuestro antojo.

¡Pero tened cuidado!
Hilos sublimes, avariciosos,
o apretaréis hasta cercenar
la palabra del que piensa libre.