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viernes, 7 de febrero de 2014

A1

De su tierra afuera
saborea uno la palabra
que pronunciara allá, sin dar cuenta siquiera,
la precisión que la consagra.

¿Dije amigo o conocido?
en esta lengua traicionera,
¿que en ti pensé o que te olvido?,
¿que te tengo o te tendría? (Yo quisiera.)

Siento ando descalzo
sin el verbo que me mueve,
el adjetivo con que ensalzo.
Tampoco puedo ensalzar la blanca nieve…

¿Con ese sonido ajeno-lancinante
quieres arrojarme una maldición?
Quizás el sentido es de buen talante,
incluso lasciva una pretensión.

Ante todo esto yo a veces callo,
y transluzco con un gesto el corazón,
que con un gesto mi intención tallo
mejor que con poca acertada dicción.